Opinión

Opinión Luriganchina: ¿Cambiar todo para que nada cambie?

Como era previsible, Francisco Sagasti confirmó que el objetivo inmediato de su gobierno de transición es «devolver la tranquilidad al país» (léase: inversiones privadas, estabilidad bancaria y manejos corporativos de la economía nacional) sin tocar la Constitución ni hacer reformas sustanciales de ningún tipo.

Si las movilizaciones y protestas populares (con mayor presencia sindical y gremial) que se mantienen o se están gestando para los días venideros, se intensifican; ¿cuál será la respuesta del Gobierno? ¿Mesas de diálogo y retroceso en medidas antipopulares? ¿O, represión sistemática y criminalización de la lucha social? La Confiep decide y el Ejecutivo acata.

¿Y las cadenas privadas de noticias seguirán romantizando hipócritamente (bajo cálculo político y empresarial) las protestas ciudadanas? ¿Qué dirán si esta vez las marchas son contra el modelo económico? ¿Seguirán haciendo extensos informes sobre el motivo de las movilizaciones y los abusos de poder contra los jóvenes? ¿O, volverán a callar y tergiversar —como siempre— los justos reclamos populares?

Por: Franz Verne, periodista e investigador social

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